martes, 9 de marzo de 2010

Jueves


Violín

Al abrir los ojos vi el suelo lleno de mayólicas antiguas. Despertando, la niebla de los sueños se disipa entre medias alucinaciones y temblores de realidad, hacía frío. Los jueves son los días más fríos del verano, en invierno los más cálidos aunque nieve, no sé por qué tenía frio, era jueves. Necesitaba salir a caminar, perderme por las fachadas de los vecinos, por la playa de la Estratégica que se sale del Limbo, en una librería virtual o llegar caminando hasta el interior de una búsqueda que entretiene aunque no conozca destino ni causa, perderse es gratificante si no te ciegas.

La pasión, que no depende de nosotros, según La Rochefoucault, tan poco como la duración de nuestras vidas, la sustituí por la codicia, por la voracidad desoladora de querer perderme dentro de mí, convicción firme de un débil. Caminé horas sin mirar tan sólo en el interior de una inteligencia dentro de un corazón envuelto de miedos. Divagando sobre trampas, gatillos de cañones, cicuta, violinistas desnudas, necios, profesionales especializados en maquillar cadáveres, monjas y Papas asesinados, cofres de tesoros, dentelladas de tísicos, algunos músicos del Bronx, cacatúas, poliedros en cabezas de balas alemanas de frutas y sobre el mal puro, cuando advertí que ya no caminaba y me hallaba sentado junto a un mono que hablaba, recitaba la tabla de multiplicar por el seis. Apreté los puños y levanté la cabeza aún frente al espejo con el agua mojándome los pies, el agua salía del lavabo a borbotones, pequeñas cascadas ruidosas mientras el mundo seguía cayéndome encima como todos los días. Desconozco el tiempo que no se paró frente a aquel espejo, demasiado quizá.

No creo que pudiese aguantar a dos Testigos de Jehová hoy, pensé cuando llamaron a la puerta, cerré el grifo y salí sin camisa. En la puerta, plantada, estaba mi vecina, es de mi edad, vive sola y no creo que tengamos más vecinos en todo el viejo edificio. El agua de los monos parlantes había llegado a su casa. Volví dentro dejando la puerta abierta y preparé café. Era la primera vez que nos veíamos cara a cara, que escuchaba su voz cálida de Jueves y el ruido de su maleta arrastrada por el agua.


4 comentarios:

anarcopunkonsamba dijo...

Sólo un grillo, acá, en la madrugada platense. En el desierto del soWeto que no sabe de entrelíneas ni cuádruples intenciones.
La vecindad de dos. Edificando sobre las ruinas en las que pésimos usuarios dejaron los sentimientos.

Sabemos, por el sonido de los nudillos, quien golpea trayendo estrellas y quien lo hace para vender fuegos de artificio.

A veces, perderse es encontrarse.

Historia de un Jueves en la vida del loco Virola.

Sembrado de yete´s el camino hacia Nirvana.

Gasshô a borbotones.

anarcopunkonsamba dijo...

Virola vio a Jueves en la avenida un dia que llovía, enseguida supo que sus medias eran especiales, que su pequeño reloj oriental hablaba, que su vestido era especial, que toda ella era especial, Virola quiso ser relojero y saber donde vive aunque su hermano le pegue una paliza, o dos, cada vez que asome por su ventana. (próximo Zurdo- idea en globo)

yete's y Gashô's en las agujas del reloj.

anarcopunkonsamba dijo...

Virolaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
dónde estás?
muasessssssssssssss

anarcopunkonsamba dijo...

Virolaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
dónde estás?
muasessssssssssssss