domingo, 20 de junio de 2010

MADABA

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disco de las voyager

Un paquetito. Un libro, una hoja de carta amarillo Van Gogh y un disco con la figura espacial obligada de una aduana. Una niña con un vestido sin flores. Mil caricias del corazón.

En la primera noche sin luna del mes de los cien dias, una sirena rojiza del tropico salvó a un bebé de humana de la pirámide de Beni Mazâr en donde se sacrificaban niños en el nuevo siglo. Un llanto de sangre de una mujer de agua que inundó La Tierra hasta enfriarla. De las sanguinolentas preñadas tinieblas de esa noche, reventó las rocas un volcán de hielo de metano derretido que abatió a esa inmensa población del planeta. Cayeron todos los soberbios, los envidiosos que no toleraban ni podían soñar. Las réplicas de los clones; los fanáticos y los vulnerables sensitivos: los débiles.

Los hijos de Noé, sobrevivientes a la noche de plata (el hielo alcanzó la atmósfera y una brisa smog de la luna Europa nos encerró en el color del mercurio) unidos en un mismo lenguaje e inalterable, hemos decidido construir una nueva Babel con los libros de páginas infinitas de Madaba. Una torre tan alta que aunque el Dios hunda la torre en las tinieblas del lodo de metilo, en esta ocasión la cúspide del tercio superior será tan hermética, tan extraordinaria, que tocará el cielo del borde del Universo. Una edificación sin mártires. Decidir con nuestros ojos mirar ese objeto sagrado al que Borges llamó Aleph. Por fin podremos observar como crea el Señor Dios el rayo de Arco Iris que nace a los pies de la sirena y que alcanza donde el viaje de la velocidad de la luz es terminada: el infinito.

1 comentario:

anarcopunkonsamba dijo...

Ahoraaaa Síiiii!

No se podía leer esto ni tantísimas otras cosas!!!

Voy a traer las cartas y todo lo que anda por alli que nos pertenezca!!!!


Yetés!!!