jueves, 4 de febrero de 2010

El Reloj NO dice Big Ben




Bugatti la escuchaba desde el otro sillón de mimbre. Leve vaivén crujiente hamacando sus ideas.

Ella, por hoy, todo monólogo. Toda voz eviscerada. Toda tormenta de verano:

- Por el oeste va cayendo Enero
Sin que mis razones
Logren conformarlo.
No volverá.

Bugatti imagina un pozo amarillo (el color del girasol que está mirando) y Enero en el borde.

Y Ella:

-Dejó escrito en la jaula vacía
Y en los dientes del calendario
Que si no supe usarlo
No fue su culpa.

Bugatti se pasa la lengua por sus propios dientes. Culpas enjauladas. NO!

Y Ella sigue:

-Se llevó las palabras
Ajadas por el sol
Esas que flotaron y
Nadie quiso oír.

Bugatti prende un cigarrillo. Flotan anillos de humo que se alzan hasta el cielorraso. Ambos con los ojos en el vértice izquierdo del salón.

Y más:

-Dejó una torpe araña
Para el mes siguiente
Que sube y baja
Por el mismo hilo.


Ahora es la voz de Bugatti la que recorta el lugar:

-No entiende
Debe girar sobre si misma
Dibujar su cuerpo en la pared
Pero no entiende…
Quizá Febrero.

Ella confirma con un gesto. Se levanta de su sillón y camina hasta la ventana:

-El reloj de mi torre
no dice Big Ben
pero algunos segundos
tienen niebla.


Bugatti también se levanta y busca entre los CD el recuerdo de esa otra araña y ese otro Enero:

- El reloj de mi torre
No dice Big Ben
-tampoco-
Pero algunos segundos
Tienen estrellas.




Y como siempre, apretó play:









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